Sí, hablo de esos seres adorables que son el motivo de inspiración y afecto de sus familias humanas. ¿Cómo fue que a lo largo de la historia nuestra especie logró este vínculo filial con otras especies, por ejemplo, como el que tienes con tu perro o con tu gato? ¿Cómo fue que ese lazo evolucionó al grado de que sean el motivo de pinturas, películas e incluso de retratos fotográficos como los que yo realizo?
De acuerdo con los expertos, la relación con nuestros compañeros caninos y felinos es el resultado de lo que se conoce como «coevolución». Es decir, que nuestras especies evolucionaron de manera conjunta mediante una relación de cooperación que tuvo valiosos e incalculables beneficios mutuos. En el caso de los perros, se remonta a hace unos 15 mil años, mientras que para los gatos se calcula que existe hace aproximadamente 9 mil años.
Entre esos beneficios se sabe que aquellos lobos que fueron los ancestros de los perros actuales ayudaron a que nuestra especie cazara de manera más efectiva y eficaz. Además, vigilaron y protegieron sus cuevas de otros animales. A cambio, se alimentaron de las sobras de la caza, disfrutaron de la comodidad y el calor de las guaridas humanas.
Por su parte, los gatos fueron colaboradores invaluables de los agricultores para el cuidado de las cosechas, ya que eran excelentes cazadores y controlaron las plagas de roedores que amenazaban las semillas y los frutos cosechados.
¿Cómo puedo tomar fotografías geniales de mi mascota?
He aquí algunos consejos que te pueden guiar:
Diseñar la foto
Es importante que nos relajemos, nos inspiremos y diseñemos las fotografías que deseamos obtener. Este proceso creativo puede ser muy divertido.
¿Se trata de una única foto para recordar a nuestra mascota o preferimos una serie de fotos en las que realice una acción determinada?
¿Queremos salir en ellas?
¿Qué cualidades o atributos de nuestra mascota son los que deseamos captar en cada imagen?
¿Deseamos que se hagan en interiores o al aire libre, en el paisaje por el que paseamos y jugamos a diario?
¿Queremos que nuestra mascota esté posando despierta o sería mejor que estuviera tomando una plácida siesta?
¿Buscamos una expresión graciosa o una tierna?
¿Queremos recoger en una instantánea su vitalidad mientras juega y corre o mejor la captamos in fraganti haciendo alguna travesura?
Planificar la foto
Una vez que hemos definido el tipo de fotografías que deseamos obtener, es necesario que cuidadosamente planifiquemos y aseguremos las mejores condiciones para que el proceso sea divertido y agradable, no solo para nosotros, si no especialmente para nuestra mascota.
En esta etapa no podemos olvidar que lo más importante es preservar su bienestar físico y emocional. Debemos tener en cuenta la personalidad, el temperamento y la edad de nuestra mascota, además de considerar si presenta un estado bajo o alto de energía. La fotografía será memorable en la medida que logremos que nuestra mascota se encuentre cómoda, relajada y feliz.
La duración de la sesión fotográfica debe ser corta. Para evitar que nuestra mascota se canse, durante la sesión podemos jugar con ella, invitarla a echarse una siesta o incluso salir a dar un paseo.
Divertirse mientras tomamos la foto
La empatía y el vínculo afectivo que mantenemos con nuestra mascota hacen que sea muy relevante nuestro estado de ánimo para que ella colabore con nosotros durante la sesión de fotos. Antes de empezar, debemos comprobar que estamos tranquilos. Si percibimos que estamos tensos, impacientes o molestos, debemos hacer algunas respiraciones profundas o incluso meditar durante algunos minutos. Si con todo no conseguimos relajarnos, lo mejor será posponer la sesión para un momento más idóneo.
De igual modo, observar con frecuencia el lenguaje corporal de nuestra mascota (si, por ejemplo, se muerde o lame de manera compulsiva, gruñe o mantiene la cola entre las patas). También si orina, se esconde o se mantiene pegada a nosotros, será un indicativo de su estrés e inseguridad. Antes de seguir adelante con la sesión, debemos relajarnos y corregir lo que le pueda estar perturbando.
Existen trucos muy sencillos para hacer que nuestra mascota se sienta cómoda. Entre ellos está el tener a su alcance sus juguetes preferidos y accesorios habituales, ya que podemos emplearlos a manera de utilería, vestuario o como parte del escenario de la foto.
Debemos disponer también de agua fresca y del alimento que más le guste, sin olvidar contar con una provisión abundante de sus premios favoritos. La idea es que mediante sus sentidos del olfato y del gusto, reconozca los objetos que le son familiares y la podamos recompensar con algo sabroso cada vez que responda positivamente a alguna de nuestras instrucciones. Por ejemplo, cuando mantenga su mirada hacia el objetivo de la cámara.
Tenemos que ser pacientes, pues en ocasiones será necesario repetir varias ocasiones un mismo movimiento o rutina hasta lograr la toma que buscamos. No obstante, podemos sorprendernos con la espontaneidad de una toma genial que nunca nos pasó por la mente.
Conocer la técnica fotográfica, contar con una cámara y los lentes adecuados, así como procesar, editar y retocar la fotografía, son elementos importantes, por ello te recomiendo que busques la ayuda profesional cuando quieras los mejores resultados.
En base a mi experiencia, las claves para obtener la foto buscada son:
– Mantener ante todo el respeto y la consideración hacia nuestra mascota.
– Demostrar cuánto la amamos a través de paciencia y empatía.
– Comunicarnos con ella de manera intuitiva y cariñosa.
– Transmitirle la alegría y el gozo que sentimos al fotografiarla.
Una imagen dice más que mil palabras
Con estos sencillos pasos podremos tomar fotografías memorables de nuestras mascotas a la par que disfrutamos de esta aventura. Será una experiencia divertida que nos brindará una oportunidad de ser creativos y de fortalecer vuestro vínculo.
Las fotografías geniales qué obtendremos nos recordarán su amor incondicional y el inmenso cariño que sentimos por ellas.